jueves, 8 de septiembre de 2011

Cowboys, Aliens y Joey Tribbiani



¿Por qué Cowboys & Aliens no funciona? De ser uno de los blockbuster más esperados del verano, ha pasado pronto a convertirse en una de las mayores decepciones. No hablo en términos económicos, que también, sino emocionales. La cinta tenía todos los ingredientes para arrasar en taquilla y proporcionar dos horas de diversión, pero en líneas generales es un completo fracaso. Es fácil señalar con el dedo a posteriori y decir: “Te lo dije, no iba a funcionar, está claro que era una locura”. Pero dudo mucho que gente con tan buen ojo para el gran cine de espectáculo como Spielberg y Favreau no siguieran adelante si no pensaran que tenían algo interesante entre manos.

Cowboys & Aliens nace de una premisa interesante, muy propia de estos tiempos. En uno de los capítulos de Friends, mientras todos hacen ascos al pastel postre tarta de Rachel con ternera, guisantes, mermelada y nata, Joey es el único que no pone reparos: “¡Cómo no iba a gustarme! La nata me gusta, la mermelada me gusta, la carne ¡me encanta!”. Nadie mejor que Joey para explicarlo. Si nos gusta cada cosa por separado, ¿porqué no juntarlas?
Este es el high concept que manejaron los ejecutivos de Hollywood para poner en marcha la película. Y aunque puede presentar problemas de compatibilidad dramática (son géneros con características propias y específicas), en un plano estrictamente lúdico puede funcionar. A fin de cuentas, ¿quién puede negar que la idea de un rudo cowboy con un arma interestelar en el brazo no sea atractiva?

   A partir de aquí, ligeros SPOILERS
Entonces, ¿cuál es el gran fallo de la película? En mi opinión, el tono. Creo que entre todos los defectos de la cinta, este es el fundamental. Cowboys & Aliens está llena de clichés (la pelea en el saloon o el encierro en el calabozo), tiene una trama principal previsible (es evidente que van a encontrar a sus familiares), y unos personajes esquemáticos sin la profundidad necesaria para que sintamos empatía por ellos (nos importa muy poco el sacrificio final de Ella Swenson o la trama de maduración del niño, de quien constantemente estás deseando que se vaya a hacer puñetas).
Pero es el tono excesivamente serio el que te saca de la historia y te impide su disfrute. Algo agravado por esa afición tan norteamericana de teñir todo de un aliento patriótico y épico, que a los europeos nos huele a naftalina. En unas recientes declaraciones, Jon Favreau argumentaba que, para los personajes, lo que está sucediendo es real, es el mayor drama al que van a tener que enfrentarse en sus vidas, y por lo tanto, no pueden tomarse una invasión alienígena a la ligera. Pero como espectador, estamos totalmente distanciados de su problema, ya que no podemos evitar verlo como lo que es, una mezcla de géneros dictada desde la propia premisa, y no por necesidades de la historia.

Hemos visto tantas películas de alienígenas y de vaqueros (por separado), que al ver una película con una propuesta tan bizarra y tan apegada a los clichés, no podemos tomarnos demasiado en serio la mezcla. Quizás dando la vuelta a los clichés, y con una actitud descreída más en la línea de Zombies party, hubiesen conseguido lo que todos buscábamos: diversión y entretenimiento.

3 comentarios:

  1. es lo que suele llamarse autoconsciencia. lo que a esta película le falta es que sus responsables (director, guionista, productor, lo que quieras) sean autoconscientes de que están haciendo mierda. se toman demasiado en serio, cuando deberían cachondearse de lo que hacen

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  2. La falta de humor es algo ya endémico en las producciones hollywoodienses de los últimos años. Desde Iron Man (la 1), no he visto ninguna que tenga algún momento gracioso para aligerar lo que se supone es un drama/thriller/aventura...

    Evidentemente, las chorradas "cómicas" de Transformers 3 o pelis así, no provocan sonrisillas, sino sonrojos :-(

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  3. Lo de la idea de Joey me ha encantado.

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